En estos tiempos de nueva normalidad, ¿las universidades se han dado un tiempo para la reflexión académica?
La principal reflexión -y esto es un poco duro para las universidades- es que hemos brindado siempre el mismo servicio y, sin embargo, la forma de pensar del cliente ha cambiado. El joven de ahora no es el mismo de hace 20 años, es absolutamente diferente, y las universidades han seguido haciendo lo mismo.
La educación virtual es todo un reto para nuestro país.
Número uno, es el tema de la brecha tecnológica. Lo segundo es la capacitación en el uso de herramientas. Pero antes que internet, para mí el transformador real de la educación en el Perú tiene que ser la televisión porque está en todos lados. He vivido cinco años y medio en Japón y existía lo que se llama Hoso Daigaku, que es la universidad de la transmisión. Se podían ver cursos súper avanzados en el televisor, clases de profesores que estaban especialmente diseñadas para transmitirse. Podías conocer de termodinámica, derecho, sociedad, de manera gratuita. Eso es lo importante, que la gente tenga acceso gratuito al conocimiento. Ya la certificación es otra cosa. En el Perú podemos hacer eso.
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