“Historias reales escritas con el placer culposo de la literatura y con el entusiasmo exagerado y la exaltación periodística de quien escribe para la eternidad del instante”. Es así como Luis Eduardo García, director de nuestra Facultad de Comunicaciones, define las crónicas reunidas en El placer traidor: crónicas elegidas, volumen que ha presentado recientemente.
Celebrado poeta y narrador, Luis Eduardo mantiene un vínculo vital con el periodismo a través de las columnas que publica en el dominical del diario La Industria de Trujillo, y desde luego de las crónicas que aborda a partir de situaciones que, acaso por su cotidianidad, suelen perderse de vista.
“García Márquez dijo siempre que el periodismo era un género de la literatura y no le faltó razón. En cierta forma, el periodismo ha tomado el lugar o el rol que tenía la literatura en los años 60 porque suele estar más atento a la realidad que supera a la ficción, a la realidad que no parece realidad en términos convencionales. El periodismo usa las mismas herramientas que su prima hermana: procedimientos y técnicas narrativas y un lenguaje figurado con el que dar cuenta de manera cabal de esa realidad digamos 'exagerada'”, nos dice con relación a los ingredientes distintivos de sus historias.
Añade que los periodistas que lo quieran tienen un campo prometedor en la crónica, ya que el periodismo narrativo es un híbrido entre lo mejor de la literatura y el periodismo. En ese sentido, sostiene que el periodismo hay que entenderlo como un compromiso serio, sin desalentarse ante las adversidades. “La literatura y el periodismo son actos de fe, vocaciones a prueba de todo. Si uno revisa la historia, verá que las condiciones para escribir no han cambiado en esencia, que un escritor y un periodista tienen que enfrentar y asumir los mismos riesgos. El motor que une e impulsa a ambos es la pasión. Y la pasión difícilmente va a desparecer”, asegura.